La multifuncionalidad de los manglares y la desalinización natural de sus plantas

Para hacer una rápida explicación, un manglar es un ecosistema con vegetación leñosa y densa que se erige como una zona de transición entre el agua salada del mar y el recurso dulce que procede de las desembocaduras de los ríos. Son zonas con un elevado potencial biológico de producción con varias especies de peces que acuden a desovar en estas zonas, aves migratorias que escogen los manglares para reposar de sus rutas migratorias, moluscos, entre otras. Acostumbran a estar en zonas con poca erosión y resguardadas de las grandes corrientes, a pesar de que estos ecosistemas permiten proteger a los hábitats de numerosas especies contra fuertes vientos, corrientes marinas e incluso maremotos.

Plantas «desalinizadoras»

En los manglares, las plantas deben tener una alta tolerancia a la salinidad, un fenómeno que se conoce como halófila. Con las oscilaciones del nivel del mar a causa de las mareas, la salinidad también cambia y por ello los manglares tienen que adaptarse a este fenómeno. Las hojas de las plantas típicas de este ecosistema disponen de unas glándulas que segregan la sal absorbida, además de una cubierta cerosa (cutícula) que evita la pérdida de su propia agua. Esto permite que las plantas de mangle vivan en un ambiente salado sin secarse. Haciendo un símil del ciclo integral del agua, las plantas de los manglares parece que hagan un proceso de desalinización natural.

El 35% de los manglares, en peligro

Además de la importancia de estos ecosistemas en lo que respecta a la protección contra fenómenos climáticos extremos y a favorecer la cría de determinadas especies de peces, el 35% de estos ecosistemas está en riesgo de extinción, según la Global Marine Species Assessment (GMSA). Por su parte, la asociación Mangrove Action Project asegura que más de la mitad de los manglares (32 millones de hectáreas) se han perdido y que en 2007 sólo quedaban 15 millones de hectáreas.

Un dato a tener en cuenta sobre la importancia de los manglares. Según WWF, hay una presencia de peces 25 veces superior en zonas con manglares en buen estado que en emplazamientos donde estos ecosistemas han sido dañados de un modo irreparable.

La multifuncionalidad de los manglares y la desalinización natural de sus plantas

La destrucción de estos hábitats para conseguir madera, la escasa aportación de agua en los ríos mediante las presas, la sobrepesca, la habilitación de zonas de conreo cerca de los manglares y la destrucción de las barreras de coral (primera barrera que protege a los manglares de las corrientes marinas) son sus principales amenazas. También el cambio climático y el incremento del nivel del mar pueden agravar más la situación de estos ecosistemas tan singulares y, al mismo tiempo, necesarios. No olvidemos que los beneficios y los servicios aportados por los manglares están cuantificados en 186 millones de dólares al año, según la ONG WWF. Además, son ecosistemas vitales para hacer frente al cambio climático, ya que absorben CO2 a la atmósfera, entre 4 y 10 dólares por tonelada de dióxido de carbono y con el potencial para almacenar alrededor de 2,5 veces más de CO2 que los seres humanos producen globalmente cada año, según Scientific American.

Otro de los aspectos beneficiosos de los manglares es su capacidad de proteger a zonas costeras vulnerables. Un estudio desveló que en el devastador tsunami en el océano Índico de 2004, los manglares permitieron proteger y atenuar las olas en varios países afectados. Sin embargo, el progresivo deterioro de estos ecosistemas en las últimas décadas provocó el descenso de su capacidad de protección en fenómenos extremos de estas características.

Según el Global Forest Watch (GFW) Asia es el continente con mucha diferencia (como se puede ver en el gráfico más abajo), que alberga una mayor pérdida de manglares. Más de la mitad de estos ecosistemas ya desaparecidos en el mundo se dieron lugar en el continente asiático, debido a las presiones humanas que antes hemos comentado.

La multifuncionalidad de los manglares y la desalinización natural de sus plantas

Los planes de gestión y el monitoraje, las mejores soluciones

La Reserva del manglar de Matang, en el estado de Perak, en Malasia, es uno de los mejores ejemplos de cómo encontrar el equilibrio entre el aprovechamiento de los recursos proporcionados por los manglares y su conservación. Un plan de gestión que actualmente está en marcha permite regular la pesca, la acuicultura y actividades que no supongan prácticas destructivas de estos entornos. La gestión de este manglar demuestra la posibilidad de conseguir beneficios económicos de sus recursos con su preservación.

México también lleva actuando desde 2005 para evitar la degradación de los manglares de su país. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) lleva monitoreando de estas zonas con datos de sensores remotos. En los últimos años, a pesar del retroceso experimentado entre las décadas de los 70/80 hasta 2010, los últimos datos dan una cierta esperanza con una ligera recuperación.

Vía: Xavi Duran Ramírez | iagua.es

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